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Alivio lingüístico y literario: entrevista a Paula

  • Foto del escritor: xochitlbdl98
    xochitlbdl98
  • 9 dic 2020
  • 8 Min. de lectura

El día de ayer, 08 de diciembre, el equipo de Tamarikitanga entrevistó a la alumna Paula Reynoso Montalvo, quien nos cuenta su experiencia con las clases a distancia y su trabajo de fin de carrera, así como su opinión sobre la literatura y contenidos audiovisuales infantiles, desde una perspectiva muy propia.

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Paula Reynoso Montalvo es una estudiante que está por terminar la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. A lo largo de sus estudios de licenciatura ha participado como becaria en proyectos de investigación del área de lingüística, así como en actividades de difusión de la carrera para estudiantes de bachillerato. Durante un periodo de un semestre comprendido entre septiembre y diciembre de 2019 fue coproductora del programa radiofónico “Hoy toca libro” para la emisora Radio UAA 94.5 FM. Ha tomado distintos cursos de actualización en el área de sociolingüística, diversidad lingüística y alfabetización inicial, así como talleres de iniciación teatral y actuación. Ha participado como ponente en el Coloquio Elvira López Aparicio “Literatura, Lengua y Arte”, así como en el Coloquio de Lengua y Literatura 2018 en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. El verano pasado participó en el verano de investigación científica con el tema "Marcadores discursivos en la argumentación infantil”, además de una breve investigación aledaña sobre el origen de la feria de San Marcos y los asentamientos indígenas de la región.


Debido a la emergencia sanitaria por COVID-19, se instauró una cuarentena en la que las instituciones educativas fueron las primeras en optar por el trabajo a distancia. A mediados del semestre pasado se empezó con la modalidad de clases en línea, sin embargo, es el actual el que se ha llevado de esta forma en su totalidad. Nos interesó preguntarle a Paula sobre su opinión al respecto porque sabemos que es el último semestre de su licenciatura, y nos respondió que no tomó especial relevancia ni preocupación a que fuera el último, pues ya sabía qué materias tendría y cómo serían sus metodologías, es decir, estaba consciente de que podían adaptarse al trabajo en casa; le habría preocupado más si fuera al inicio o mediados de la licenciatura por la incertidumbre de si habría un regreso a clases presenciales.

“Desde una perspectiva más general ante las clases en línea, me parece muy peligroso porque siento que los profesores y también los alumnos no estábamos preparados para esto. Y no hay una metodología realmente bien construida alrededor de lo que serían las clases en línea, sobre todo en carreras que requieren muchísimo una interacción presencial, todas las que requieren una experimentación me parece que sí han sufrido bastante en tanto que no hay esta posibilidad de trasladar completamente los contenidos. Creo que deberíamos estar preocupados en rehacer estas metodologías, pensar en nuevas maneras de interactuar. También siento que las evaluaciones ha sido lo más incierto que hemos tenido”.

Reconoce estas problemáticas debido a que no estamos lo suficientemente preparados, pero ve positivo el hecho de poder establecer una relación diferente entre alumnos, profesores, nuevas maneras de encuentro por plataformas que ya existían, pero de las que no aprovechábamos al máximo sus herramientas y utilidades.


Asimismo, Paula identifica una suerte de deficiencia que hay en las clases virtuales, lo cual extraña de la modalidad presencial. Esta cuestión es la imposibilidad de cambiar de contexto y no poder discutir con los compañeros de clase en una retroalimentación sobre alguna clase o tema. El contenido educativo puede trasladarse, pero “esta convivencia y discusión entre los compañeros es algo que se perdió completamente” al menos en el caso particular de su grupo. Puntualiza, además, que esta necesidad es aún mayor en la educación básica, pues los niños requieren jugar y convivir, pero los padres no pueden seguirles el ritmo. En una escuela importa el acceso a la información, pero también el trato con personas contemporáneas desde compartir información, retroalimentaciones hasta el mero ocio conjunto.


Platicamos respecto a las fallas de las plataformas que dificultan la comunicación y, por lo tanto, las participaciones en clases virtuales. Aspecto fundamental en materias como el Seminario de Investigación de este último semestre, donde se solicitaban constantemente opiniones sobre las investigaciones de los otros compañeros. A propósito de esto, Paula nos cuenta sobre su tema de investigación y las dificultades que sorteó para realizarla.


Su investigación es del área de la lingüística, particularmente la argumentación en el lenguaje infantil. Tema que empezaría a trabajar en su verano de investigación con la doctora Rebeca Barriga, quien la orientó en el tema del habla infantil hasta llegar a delimitar su tema: los marcadores discursivos en la argumentación infantil. Nos camparte una parte interesante relacionada con la cuarentena: la selección de su corpus de investigación, pues tuvo que limitarse de un grupo escolar que tenía pensado a una pequeña muestra de niños que conocía y a quienes había cuidado como niñera. Sin embargo, además del obstáculo de convivencia por la COVID, se enfrentó con la inquietud de las mamás por no estar seguras de cómo se usarían los datos y las grabaciones con los niños, cuestión que superó empleando un proceso muy formal con una carta y explicación de uso que le daría a los datos y el propósito de su investigación.


Posterior a su trabajo de campo con los niños, Paula requirió adaptar y mantener su propio espacio para trabajar y mantener su concentración, tomando en cuenta la imposibilidad de ir a una biblioteca. Nos cuenta que, respecto a su avance, sí le costó trabajo adecuarse por no tener al alcance la bibliografía que requería: “en el sentido de la productividad, sí me afectó un poco a lo que yo hubiera esperado de mí en situaciones normales”, enfatiza. En la medida de lo posible trató de mantener una rutina como si fuera una situación normal, lo cual le permitió llevar un orden, motivación y hacer que funcionara.


“En ese sentido del espacio, creo que es uno de los privilegios de los que no se habla, durante esta pandemia, pues mucha gente tuvo que recluirse en su casa y realmente no tenían esta cuestión de los espacios y tuvieron que adaptar uno”, reflexiona y añade que ella afortunadamente ya contaba con un escritorio y sólo tuvo que adaptarse, lo cual no fue algo que se le dificultó finalmente.


Como pregunta obligada para nuestro blog en Tamarikitanga, Paula nos contó sobre los contenidos de tipo infantil que recuerda y que aún consume, así como las nuevas lecturas que les da ya de grande. Uno de estos es la película de Rugrats en París, la cual, por casualidad, volvió a ver con un grupo de niños a los que grabó para su investigación, “fue interesante volver a ver esta película desde otra perspectiva y además contrastarla con cómo estos niños de otra generación la ven, porque al principio sale este chiste referencia al Padrino, en donde está Angélica haciendo del Padrino, cumpliéndoles deseos a los bebés y a mí me dio muchísima risa”, narra con mucha emoción por ahora reconocer con mayor contexto este tipo de referencias, las cuales los niños no entendieron y ella trató de explicarles. Nos cuenta con ilusión ese descubrir que películas, que ella vio en su infancia, se siguen viendo por niños pequeños ahora, aunque también las combinan con las actuales.

“Yo he sido una persona que, al momento de crecer, nunca dejé de ver caricaturas, todavía veo caricaturas. Me gustan mucho, me gusta la animación, y recientemente ya he valorado más la animación en su sentido artístico. Me gusta ver el estilo de los artistas, por ejemplo, esta película que fue muy resonada, Klaus, me gustó mucho por ese aspecto, el decir ‘tienen unos trazos súper bonitos, el arte, el estilo de los animadores’”, lo menciona haciendo referencia a la nueva perspectiva con la que vio Rugrats en París recientemente.

Por otro lado, nos cuenta su gusto adquirido durante la cuarentena por Naruto, y sobre como era inevitable que se volviera otaku porque siempre estuvo rodeada de personas que lo son, “siempre me decía a mí misma: ‘algún día tú te vas a volver así de fan, porque estás tan rodeada de eso que vas a tener que caer en algo de eso’”, nos cuenta. Durante su infancia ya había visto esporádicamente algún capítulo de Naruto, sin embargo, ahora que está disponible en Internet, le resultó más fácil seguirlo que en el Canal 5 de televisión cuando pequeña. Enfatiza en los servicios de streaming como medio para sentir nostalgia por esos programas.


Respecto al ámbito de la literatura, nos cuenta que recientemente no ha tenido tanta oportunidad de acercarse a los libros infantiles, pero sí posee una biblioteca considerable de esta literatura. Recuerda algunos títulos que leyó entre secundaria o preparatoria como El nuevo restaurante de Pierre Quintonil, el cual le resultó muy tierno y novedoso, y Siete noches con Paula “precisamente lo compré y dije ‘wow, un libro que tiene mi nombre, lo quiero’, pero también me parece un libro muy lindo en el aspecto de que son historias, como en esta idea de Las mil y una noches, son historias entre las historias”.


Agrega, con mucha ternura, que considera estas lecturas infantiles como “un alivio al corazón”, regresa a ellas cuando tiene alguna emoción muy compleja que quiere identificar y tratar de aliviar en lenguajes un tanto más sencillos, un espacio como de un alivio hasta maternal en el que puede volver a sentirse tranquila.


Retomamos la cuestión de que explicarle a los niños cuando hay la necesidad, como con las referencias en Rugrats en París, es una postura muy importante, porque trata a la figura del niño con respeto sin infantilizarlo: es un ser racional como cualquier adulto, está en una búsqueda de respuestas que puede entender si se le explica tranquilamente. “Sobre todo, no me agrada la idea de hacer explicaciones fantasiosas, porque sólo confunden. Creo que yo pienso en los niños a través de reflexionar sobre mi propio niño interior y decir ‘a ver, es que yo de chiquita veía a un adulto y si a mí me decía algo, yo creía que era verdad’. Y si me enteraba que me habían dicho una mentira, para mí era ‘¡qué patético! Qué necesidad tiene de mentirme’.

Entonces yo no quiero ser ese adulto al que se le cae la máscara”.

Considera muy importante el hecho de que no se limiten los espacios, que no se dividan a uno sólo para niños y otro sólo para adultos, busca expresar esa convivencia para todos que debe haber, convivencia que reconoce cuando ella y su mamá veían juntas Hey, Arnold!. Es una labor muy importante y pesado guiar a un niño, pero que puede hacerse con dedicación, y salió una cuestión muy importante, incluso durante la cuarentena, la estipulación de horarios y rutinas para una mejor organización, tanto en actividades de trabajo o escuela, pero también para dedicar un tiempo a actividades de ocio para tener un equilibrio.


Terminamos esta entrevista conociendo más a Paula, desde su investigación de fin de carrera y estos aspectos sobre valorar y ser respetuosos con la figura del niño. Nos deja un comentario final en el que nos invita a


“que se acerquen a la literatura infantil, a la animación y a los productos infantiles, porque podemos caer en cuenta de que tienen estos guiños hacia los adultos y que también podemos encontrar este alivio al corazón. Como adultos es interesante ver desde otra perspectiva a todos estos productos enfocados hacia los niños, aunque no estemos en el contexto infantil. Que no se olviden que, así como los niños tienen su tiempo necesario de jugar, nosotros debemos tener, como adultos, tiempo necesario de ocio.”
 
 
 

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